11.8.19

Brihuega

Hoy en vuestro blog de turismo manchego: la floración de la lavanda de Brihuega. 

Resulta que hace unos meses Windows me puso en la foto de la pantalla de inicio unos campos de lavanda muy hermosos que te hacía pensar que sería La Provenza y para mi sorpresa eso estaba en Castilla-La Mancha. "Ah, eso está aquí al lado" ¡error! está a 3 horas de Albacete, pero daba igual, yo ya me había encaprichado con ir. Es la segunda vez que Windows con sus fotos de inicio me lava el cerebro, la otra vez fue con Mónsul. Pese a tanta ilusión, todo se borró de mi cerebro... hasta que el otro día sin venir a cuento me vino a la mente y resulta que la floración estaba siendo ya y el único día que podía ir era dos días después, así es que improvisadamente hicimos mi amante y yo un viaje a la Alcarria. Ya que pillaba de paso, visitamos Alcalá de Henares. Bueno, lo que se puede ver en una hora, porque no teníamos tiempo para más. Una pena :( . 

Me queda la duda de si la edición de tonos tiene parte del mérito de la mayoría de las fotos que he visto o que a la floración todavía le faltaba unos días para estar en todo lo suyo. 

Foto efectista de internet

Desde luego un cartel enorme que hay nada más entrar al pueblo era un ejemplo de lo primero, que las encinas eran azules. ¡Cómo juegan con los sentimientos de la gente! Pero he de decir que, aunque el violeta era más pálido de lo esperado, era muy bonito. 



El zumbido de las abejas lo llenaba todo... hasta que empezó a tocar Ketama, no todo iba a ser bueno. Y es que eso está muy promocionado, hacen un festival, decoran el pueblo, ponen una feria de la lavanda... Pero no nos dio tiempo más que a ver algunos campos y el pueblo por fuera. He leído que también hay paseos en globo y parapente, aunque cuesta un pastizal.


¡Yo quiero volver otro año y vivir la experiencia briocense a tope! Y poder ir al amanecer a hacer fotos sin gente. Aunque la experiencia briocense incluye vestirse de blanco según advierten las autoridades locales (se ve en una de mis fotos) y eso me haría sentir que pertenezco a una secta que no es la mía. A ver, reconozco que en las fotos de los campos queda más estético que la gente vaya toda de blanco que que uno vaya del Barça y otro con una camiseta de Metallica, pero tengo muchos prejuicios en contra de la gente que hace fiestas ibicencas. Uf... sólo verme escribiendo "fiesta ibicenca" me da repelús.

Hablando de repelús, alguien tiene que abrir este melón, ¿os habéis dado cuenta de un fenómeno estremecedor que está ocurriendo este verano en un número abrumador de parejas heterosexuales que consiste en que la mujer se encarama al lomo del hombre con los brazos abiertos y se hacen fotos en los sitios a los que van de vacaciones? ¡¿VALE YA, NO?! Yo estoy a favor de la libertad de expresión, pero quizás estemos siendo demasiado tolerantes no exterminando a estas parejas.

Volviendo a la lavanda, tengo que reconocer que a mí su aroma no me gusta mucho. Creo que la culpa es del abuso indiscriminado en nuestra sociedad de los ambientadores de armario con un olor fortísimo y desvirtuado de la lavanda. Y hablando del tema, esto nos llevó a reflexionar sobre los olores y sobre si la lavanda que yo huelo y no me gusta, olerá igual que la misma lavanda olida por mi madre a la que le encanta. Y a si el buen o mal olor es algo 100% psicológico, pues eso explicaría el por qué tu mierda te huele bien y no así la ajena. Y si hueles una mierda creyendo que es tuya, aunque en realidad no lo sea, ya no te huele mal. 6 horas de viaje dan para más filosofía que la que vio Sócrates en toda su vida.

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