Misión Euskadi. Capítulo 3: Bilbo Bolsón
Llegamos a Bilbao, donde nos esperaba nuestra mejor casa en la historia de AirBnB, por la casa y por la anfitriona, que nos había dejado agua fría y bombones en nuestra habitación que parecía una suite imperial.
Después de pasar la noche de bodas dicha suite, a la mañana siguiente mi misión consistía en llegar al examen en Baracaldo. Como experta en oposiciones que ya me estoy haciendo, ésta fue sin duda la mejor organizada pese a ser la más multitudinaria a la que he ido, ya que todos los opositores (más de 13.000) nos examinábamos en el mismo edificio, el BEC de Baracaldo, que es un pepinazo impresionante que parece un aeropuerto. Yo, con mi afición por todo lo descomunal, encantada. Tenía miedo por si no sabía llegar, pero cuando empecé a oír las conversaciones en el metro y vi que todos íbamos al mismo sitio, me hice la muerta, me dejé arrastrar por la marea y llegué. Ahora no hago más que ver que en todas las noticias donde se habla de oposiciones se usa de foto de archivo el BEC.
La salida en plan ganado que duró como media hora fue también digna de ver. Que sí, muy organizado, pero que unas semanas antes se destapó un escándalo porque fueron los exámenes de medicina y hubo un tongo descaradísimo, así es que bueno...
Después de pasar la noche de bodas dicha suite, a la mañana siguiente mi misión consistía en llegar al examen en Baracaldo. Como experta en oposiciones que ya me estoy haciendo, ésta fue sin duda la mejor organizada pese a ser la más multitudinaria a la que he ido, ya que todos los opositores (más de 13.000) nos examinábamos en el mismo edificio, el BEC de Baracaldo, que es un pepinazo impresionante que parece un aeropuerto. Yo, con mi afición por todo lo descomunal, encantada. Tenía miedo por si no sabía llegar, pero cuando empecé a oír las conversaciones en el metro y vi que todos íbamos al mismo sitio, me hice la muerta, me dejé arrastrar por la marea y llegué. Ahora no hago más que ver que en todas las noticias donde se habla de oposiciones se usa de foto de archivo el BEC.
Esta era mi ¿aula? |
Después del examen nos fuimos a San Juan de Gaztelugatxe que está a una hora de Bilbao. Es una ermita que está en una pequeña península. Para acceder a ella hay que subir 241 escalones. Íbamos ya hypeados pero aún así no nos decepcionó.
Dicen que San Juan llegó arriba de dos zancadas y por eso hay dos huellas suyas arriba y abajo, que si las pisas se te quitan las durezas. Como somos intrépidos y amigos de lo paranormal probamos. Sorprendentemente nuestros callos siguen intactos.
En San Juan de Gaz&%$#txe también se grabó Juego de Tronos. Voy a terminar viendo la serie sólo para recordar sitios guays en los que he estado.
Desde ahí volvimos a Bilbao, donde al contrario que en el resto de sitios, Izaskun hacía las veces de guía turística y Patxi se limitaba a ser un turista el cual no sabía a dónde iba (nos gustan las sorpresas, ¿qué pasa?). Aparcamos junto a La Catedral (San Mamés), gracias a que era domingo y mi máximo enemigo descansaba. Tras hacer correr a Patxi sin saber por qué, llegamos al Guggenheim y a los cinco minutos empezó a salir la niebla. Porque hay una ¿escultura? de una artista japonesa que consiste en eso. F.O.G. se llama la escultura en honor al arquitecto del Guggenheim: Frank O. Gehry.
Izaskun, que se preparó muy bien la lección, le contó a Patxi muchos datos de las obras que rodeaban el museo, con especial énfasis en la estrambótica vida de Jeff Koons y su relación con Cicciolina (sólo con poner los dos nombres en Google imágenes te puedes hacer una idea).
Al día siguiente visitamos el casco antiguo.
Comimos en un restaurante de Las Siete Calles. Nuestra anfitriona nos recomendó una taberna "de nuestro rollito" (¿cuál es "nuestro rollito"? No lo sé) pero ese día cerraba así es que fuimos a otro sitio para comer de los muchos que hay en Las Siete Calles, famosas, entre otras cosas, por la oferta gastronómica. Desde luego donde terminamos no era de "nuestro rollito". Tenía copas, servilletas y manteles de tela como en las bodas, nada que ver con el Kosturi. Pero nos adaptamos pronto.
"La casa del buen comer" y nosotros otra cosa igual no, pero somos de muuuy buen comer. Me comí unas alubias a la marinera y un atún al teriyaki que estaban como si me lo hubiera hecho mi abuela (si conociera la receta de la salsa teriyaki).
El postre de Patxi traía una hojita.
Tras un primer bocado no le quedó claro si era plástico. Yo le dí el segundo y efectivamente era plástico, estaba durísimo y no sabía a nada. "¿Pero cómo no se va a comer si está aquí clavado en el postre?" dijo Patxi antes de darle el tercer y último bocado con el que confirmó que, efectivamente, era plástico. Todavía cagamos trocitos verdes de vez en cuando.
Subimos al monte Artxanda en el ♪ ♫ funiculi funicula ♪ ♫ desde donde vimos todos los monumentos que habíamos visitado en el botxo, esta vez desde las alturas.
Más tarde fuimos a la Alhóndiga, que es una antigua alhóndiga reconvertida en un centro de ocio y cultura. Aparte de ser muy chulo por dentro, tiene una piscina en el techo (lo típico).
Al día siguiente nos íbamos 💔 y yo no cumplí una de mis metas para vivir la experiencia vasca a tope, que era decir "agur" en las tiendas, porque me sentía ridícula y me daba la risa con Patxi al lado sabiendo que soy de Albacete.
A la vuelta pasamos por Burgos, pero no paramos. De todas maneras no creo que nada de lo que haya ahí pueda superar esta rotonda de las afueras.
Donde sí paramos fue en Lerma.
A destacar su oficina de turismo, donde hay gorros, capas y cuellecitos a lo Cervantes para poder disfrazarte de tu ídolo: el duque de Lerma.
Desde aquí aprovecho para agradecer a Patxi que me aguantara pese a convertirme en Mr. Hyde cuando empiezo a tener hambre y a estar cansada y por haber sido mi GPS (resto), mi guía en casi todos los sitios y ya de paso también por meterme las patatas en la boca mientras conduzco y por ser la mejor persona con la que compartir un viaje, una lata de calamares en salsa americana y la vida.
La muralla china |
En San Juan de Gaz&%$#txe también se grabó Juego de Tronos. Voy a terminar viendo la serie sólo para recordar sitios guays en los que he estado.
Desde ahí volvimos a Bilbao, donde al contrario que en el resto de sitios, Izaskun hacía las veces de guía turística y Patxi se limitaba a ser un turista el cual no sabía a dónde iba (nos gustan las sorpresas, ¿qué pasa?). Aparcamos junto a La Catedral (San Mamés), gracias a que era domingo y mi máximo enemigo descansaba. Tras hacer correr a Patxi sin saber por qué, llegamos al Guggenheim y a los cinco minutos empezó a salir la niebla. Porque hay una ¿escultura? de una artista japonesa que consiste en eso. F.O.G. se llama la escultura en honor al arquitecto del Guggenheim: Frank O. Gehry.
Izaskun, que se preparó muy bien la lección, le contó a Patxi muchos datos de las obras que rodeaban el museo, con especial énfasis en la estrambótica vida de Jeff Koons y su relación con Cicciolina (sólo con poner los dos nombres en Google imágenes te puedes hacer una idea).
Al día siguiente visitamos el casco antiguo.
Catedral de Santiago |
Iglesia de San Antón, Mercado y puente de la Ribera |
¡Mirad qué monumento! (No me refiero al teatro Arriaga) |
Comimos en un restaurante de Las Siete Calles. Nuestra anfitriona nos recomendó una taberna "de nuestro rollito" (¿cuál es "nuestro rollito"? No lo sé) pero ese día cerraba así es que fuimos a otro sitio para comer de los muchos que hay en Las Siete Calles, famosas, entre otras cosas, por la oferta gastronómica. Desde luego donde terminamos no era de "nuestro rollito". Tenía copas, servilletas y manteles de tela como en las bodas, nada que ver con el Kosturi. Pero nos adaptamos pronto.
"La casa del buen comer" y nosotros otra cosa igual no, pero somos de muuuy buen comer. Me comí unas alubias a la marinera y un atún al teriyaki que estaban como si me lo hubiera hecho mi abuela (si conociera la receta de la salsa teriyaki).
El postre de Patxi traía una hojita.
Tras un primer bocado no le quedó claro si era plástico. Yo le dí el segundo y efectivamente era plástico, estaba durísimo y no sabía a nada. "¿Pero cómo no se va a comer si está aquí clavado en el postre?" dijo Patxi antes de darle el tercer y último bocado con el que confirmó que, efectivamente, era plástico. Todavía cagamos trocitos verdes de vez en cuando.
Subimos al monte Artxanda en el ♪ ♫ funiculi funicula ♪ ♫ desde donde vimos todos los monumentos que habíamos visitado en el botxo, esta vez desde las alturas.
Incluida Dulceida |
Más tarde fuimos a la Alhóndiga, que es una antigua alhóndiga reconvertida en un centro de ocio y cultura. Aparte de ser muy chulo por dentro, tiene una piscina en el techo (lo típico).
Nos hinchamos a ver pelotas vascas |
A la vuelta pasamos por Burgos, pero no paramos. De todas maneras no creo que nada de lo que haya ahí pueda superar esta rotonda de las afueras.
Donde sí paramos fue en Lerma.
A destacar su oficina de turismo, donde hay gorros, capas y cuellecitos a lo Cervantes para poder disfrazarte de tu ídolo: el duque de Lerma.
#BarroqueLife #NoFilters #NoMakeup |
Desde aquí aprovecho para agradecer a Patxi que me aguantara pese a convertirme en Mr. Hyde cuando empiezo a tener hambre y a estar cansada y por haber sido mi GPS (resto), mi guía en casi todos los sitios y ya de paso también por meterme las patatas en la boca mientras conduzco y por ser la mejor persona con la que compartir un viaje, una lata de calamares en salsa americana y la vida.
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