Misión Euskadi. Capítulo 2: Una ruta pintoresca

Tras San Sebastián había que llegar a Bilbao y en vez de ir por la autopista y llegar en una hora decidimos pasar el día viendo pueblecitos de la costa vasca. Primera parada: Zarauz.

No podía parar en Zarauz y no ir al Hotel Restaurante del maestro: Karlos Arguiñano. Ídolo de infancia y juventud. Todo el mundo en ese pueblo o bien se parecía a él o yo estaba ya tan loca que sentía que lo hacían. Estaba histérica de pensar que podía cruzármelo cuando iba a por el pan a la panadería de su hijo Joseba. Y si me lo encontraba, ¿qué haría? ¿demostrarle que soy arguiñaner real y no una poser cantándole las cabeceras de todas las temporadas de sus programas?  ¿proponerle una receta albaceteño-vasca fusión que se llamara eskerrik asko de patata?

Nada más llegar él te da la bienvenida a su agujero hobbit con una escultura nada ególatra.


Muy realista, se le ve hasta el sudor
Tras admirar la magia de su figura, como el que va a la virgen de Cortes, vi una coronilla de un hombre a través de una ventana del restaurante "¡Es él!". Y allá que me fui. Creo que en ningún momento pensé que sería realmente, sino que sería otro impostor zarauzano, pero o Dios o el txantxangorri quisieron que a través de esa ventana yo cruzara miradas con el mismísimo Karlos Arguiñano mientras él desayunaba con un señor. Mi corazón se paró y que el suyo también, pero el suyo de miedo al ver cómo una zamarra con un impermeable que parecía el de Sé lo que hicisteis el último verano lo miraba así @_@  con las gafas llenas de sirimiri (puede que mezclado con alguna lágrima de emoción). Patxi quería que entrara con todo el morro sin consumir nada en su hotel restaurante parador castillo de ultrapostín y le dijera "Soy tu fan, hazte un retrato conmigo que vengo de Albacete" ahí to paleta. ¡Obviamente no! Además, yo con haberlo visto tenía más que suficiente. Pero quiso el azar o el txantxangorri que Karlos sintiera la necesidad de salir de su hotel restaurante parador castillo agujero hobbit Adolfo Suárez Madrid Barajas y no sé ni de dónde salió la persona que hablaba por mi boca y le decía "Soy tu fan, ¿te haces un retrato conmigo? vengo desde Albacete". A decir verdad, fue más creepy aún, porque cuando dije "Soy tu fan" Patxi apuntó "¡Fan extrema!". Yo sentí que Karlos tenía miedo, ya fuera de coñas. Yo lo habría tenido. ¡¿Fan extrema?! ¡¿Por qué dices eso?! ¡que eso suena a psycho killer! Me habría gustado decirle el por qué de mi admiración, pero sólo le dije que él me enseñó a cocinar. El pobre hombre, que estaría ocupado siendo una leyenda, posó como un mono de feria, fue cordial, nos dijo agur y nos dio una palmica y to en la espalda. Y efectivamente, había pasado por la panadería de su hijo porque llevaba la bolsa de pan.

Vi a Karlos Arguiñano, no creo que tenga nada más que decir, este blog puede ya acabarse aquí.

Subiría la foto, pero siento que está como feo o raro que suba una foto con él que ya conocéis su cara y me tape a mí la mía.

Tras ese comienzo de jornada nos dirijimos al pueblo de Juan Sebastián Elcano: Guetaria, y ahí ya asumimos que en el País Vasco era imposible aparcar sin pagar zona azul. Con razón tienen cuartos. Y es que la zona azul es mi enemigo número uno. La mitad de las obras de Albacete se han finaciado con el dinero que he pagado en multas de la zona azul.


Iglesia de San Salvador y el ratón de Guetaria


El ratón de Guetaria es esa montañeta, que desde ahí no se aprecia pero tiene así como forma de ratón si te esfuerzas en verlo. No subimos por falta de tiempo :(.

Luego fuimos a Zumaya, donde vimos la ermita de San Telmo, que si habéis visto esa joya del cine europeo que es 8 Apellidos Vascos la habréis visto. Ahí conocimos los flysch, que son el resultado de cuando la Penínusla Ibérica se juntó con Europa en los Pirineos, que salieron a la superficie las capas más profundas del suelo, exponiéndose como las hojas de un libro. No sé, una movida muy tocha que está en gran parte de la costa vasca y que da lugar a esto.


Y que se ve que sale en Juego de Tronos porque hemos hecho una ruta no intencionada de Juego de Tronos.

Tras Zumaya fuimos a Elorriaga Auzoa, donde si sigues una ruta en forma de la chucha de Shinchan llegas a un mirador.


Y el mirador que está en la punta del pene está muy bien, pero el caminito hasta él (los testículos) es increíble por el paisaje y por las vaquitas.




Qué putada ser daltónico




Fondo de pantalla de Windows
Y en el mirador, más acantilados y más flysch.


Ahí decidimos ver algo de interior que fuera diferente, así es que fuimos a Durango.

Desde un mirador por la carretera

Dirección Durango
Durango:



Y desde ahí ya fuimos a nuestro siguiente check point, Bilbao, porque no olvidemos que la excusa  de todo este delirio euscalduna fue un examen en Baracaldo. 

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