Pokémon GO
No, nunca vi la serie de Pokémon. Me parecía un coñazo y me daban ganas de pegarles a los personajes con el doblaje tan feo que tenían. Probablemente aunque hubiese tenido alguna consola tampoco habría jugado a sus juegos. Pero ¡eh! Yo estuve a mueeeeerte con los tazos de Pokémon junto con Dinamita en nuestro último año de colegio a pesar de que tuviéramos ya trece o catorce años y no os miento si os digo que hice amistades muy profundas con niños a los que les llevaba ya una edad y con los que los tazos era mi único nexo de unión. Con uno de esos entonces niños, 15 años después sigo saludándome por la calle y, sin embrago, no recuerdo a muchos de mis compañeros de la carrera. Y ahora, una vez más, con Pokémon GO la fiebre a vuelto. Yo no sé, pero es tener que coleccionar algo y me engancho. Ya pasó con las chapas de Dragon Ball en los albores de Facebook.
La verdad es que este verano ha sido la hostia jugar cuando venía en mis días libres a Albacete. Cuando las temperaturas lo permitían, NeoJín y yo salíamos con bocadillo y cantimplora en mano soñando con cazar algo guay. A mí me pareció superemocionante la sensación de ver tanta gente jugando por el parque de Abelardo Sánchez y el Parque Lineal, de acercarte a un cebo y pensar "Hmmm, ¿quién habrá puesto esto aquí? ¿esos ancianos del banco? son los únicos que hay en varios metros a la redonda". Esa magia de lanzarte miraditas furtivas con otros cazadores, de que un desconocido se nos acercara y nos dijera "Si buscáis al Kadabra, está por el bar", como si fuera lo más normal del mundo.
El primer día que jugamos flipé. El segundo se cayeron los servidores y salí loca. Temí por mí misma puesto que habiendo jugado unas 3 horas el día de antes ya me había convertido en una adicta a esa mierda. Os juro que no recordaba a qué dedicaba mi vida antes de jugar al Pokémon GO. ¿Os enterásteis que hubo gente atropellada, despeñada, tiroteada...? Yo fui otra víctima de este juego: al ir mirando a ver si se cargaba la aplicación aquella tarde, pisé una mierda. Ahí pensé que había tocado fondo, pero me equivocaba. Ese día terminé quitándome el candado de Twitter y dándole mi móvil a un desconocido por dicha red social para que me metiera en el grupo de Whatsapp de Pokémon GO Albacete donde un montón de teens, niños Rattata y yo despotricábamos por el despropósito de los servidores. Poco después me metí también en el grupo del Equipo Azul de Pokémon GO Albacete.
La verdad es que los grupos de Whatsapp eran guays, me daban chivatazos de dónde había Pokémon de agua en esta tierra de secano en la que nací, pero, tras varias semanas de tener petadísimo el móvil con mensajes de Whatsapp mientras que yo realmente pasaba más tiempo en Alicante, me terminé saliendo molestándome incluso en inventarme una excusa para que no se sintieran dolidos (el típico drama cuando sales de un grupo).
La verdad es que este verano ha sido la hostia jugar cuando venía en mis días libres a Albacete. Cuando las temperaturas lo permitían, NeoJín y yo salíamos con bocadillo y cantimplora en mano soñando con cazar algo guay. A mí me pareció superemocionante la sensación de ver tanta gente jugando por el parque de Abelardo Sánchez y el Parque Lineal, de acercarte a un cebo y pensar "Hmmm, ¿quién habrá puesto esto aquí? ¿esos ancianos del banco? son los únicos que hay en varios metros a la redonda". Esa magia de lanzarte miraditas furtivas con otros cazadores, de que un desconocido se nos acercara y nos dijera "Si buscáis al Kadabra, está por el bar", como si fuera lo más normal del mundo.
El primer día que jugamos flipé. El segundo se cayeron los servidores y salí loca. Temí por mí misma puesto que habiendo jugado unas 3 horas el día de antes ya me había convertido en una adicta a esa mierda. Os juro que no recordaba a qué dedicaba mi vida antes de jugar al Pokémon GO. ¿Os enterásteis que hubo gente atropellada, despeñada, tiroteada...? Yo fui otra víctima de este juego: al ir mirando a ver si se cargaba la aplicación aquella tarde, pisé una mierda. Ahí pensé que había tocado fondo, pero me equivocaba. Ese día terminé quitándome el candado de Twitter y dándole mi móvil a un desconocido por dicha red social para que me metiera en el grupo de Whatsapp de Pokémon GO Albacete donde un montón de teens, niños Rattata y yo despotricábamos por el despropósito de los servidores. Poco después me metí también en el grupo del Equipo Azul de Pokémon GO Albacete.
![]() |
Hay que camuflarse con el ambiente para pillarlos inadvertidos |
Cuando
volví a Alicante pensaba que iba a estar viciadísima, pero al salir del
hospital por la noche de camino a casa me pareció supertriste jugarlo
sola en comparación a cazar con NeoJín. Desde entonces sentía una pena terrible cuando veía a
alguien jugando solo.
¿Yo? ¡Pokemaniaca a tope de toda la vida! ¡Desde el primer capítulo, sí, sí!
Pero no todo fue bueno, también hemos pasado miedo. Un par de veces hemos llegado a un sitio solitario atraídos por el influjo de un cebo cuando, de repente, han aparecido unos canis y hemos hecho bomba de humo cual Pidgey que no se deja cazar.
Otra cosa mala es que, como jugamos de tarde en tarde, no avanzamos muy rápido y yo creo que en la vida podremos vencer a los Pokémon culturistas que gobiernan los gimnasios.
Hemos estado casi todo el mes de septiembre sin cazar porque me quedé sin datos en el móvil y ahora al volver, parte de la magia se esfumó. A penas había jugadores de más de diez años ni cebos. Con el evento de los días previos a Halloween han habido más adultos jugando, pero temo que desaparezcan por completo :(.
Sea como sea, el verano de 2016 fue el verano de Pokémon GO, un verano cojonudo ...que nos quiten lo bailao.
Otra cosa mala es que, como jugamos de tarde en tarde, no avanzamos muy rápido y yo creo que en la vida podremos vencer a los Pokémon culturistas que gobiernan los gimnasios.
![]() |
No sé cómo pudo pasar esto |
Hemos estado casi todo el mes de septiembre sin cazar porque me quedé sin datos en el móvil y ahora al volver, parte de la magia se esfumó. A penas había jugadores de más de diez años ni cebos. Con el evento de los días previos a Halloween han habido más adultos jugando, pero temo que desaparezcan por completo :(.
Sea como sea, el verano de 2016 fue el verano de Pokémon GO, un verano cojonudo ...que nos quiten lo bailao.
Comentarios
Yo sigo jugando a Pokémon GO todos los días. Cada vez que salgo a la calle sola lo llevo encendido a ver si consigo que eclosione algún huevo o por si se me presenta algún Pokémon con unos PC generosos. Me hace terrible ilusión. Creo que jamás voy a hacerme con los Pokémon que me faltan en la Pokédex, pero por intentarlo que no quede. Y gracias al evento de Halloween me hice con un Ninetales. ¡Qué felicidad!
A mí también me hacía mucha ilusión al principio, cuando veías a gente de toda edad y condición apiñada alrededor de las Poképaradas, poniendo módulos cebo como si no costaran, y demás. Nunca llegué a unirme al grupo de Telegram de Madrid (porque seguro que era una locura), pero fue una experiencia bonita de todos modos.
Por cierto, imagino que alguien te echaría una mano para hacer la primera foto de la entrada, pero yo no dejo de imaginarte con la cámara entre los dientes y poniendo el disparador automático y es una visión genial. :D
Es lo mejor que nos ha pasado. Ahora tenemos unos gemelos que ya los quisiera The Rock.
@NeoJín: Sí, The Rock está rabioso porque tenemos a Mel C y a Mel B.