No soy muy fan de la Feria de Albacete (opinión impopular), pero hay una cosa de la Feria que sí me gusta:
Deseandico estoy cada año de que abra sus puertas. Llamadlo nostalgia, llamadlo ilusión, llamadlo un leve problema con los juegos de azar…
Reconozco que, si NeoJín no me frenara, podría dejarme cuantiosas
sumas de dinero, pero es que no tiene precio ese maravilloso instante mientras
que abres el boleto y todavía tienes fe en que te tocará un premio increíble. Y
sí, es probable que sea un poquito ludópata, pero la tómbola también tiene su
culpa, porque muy solidarios, sí, pero son unos tunos de mucho cuidao y lo tienen todo estudiado
para engancharte:
- Juegan con tu psique para que, en vez de sentir que estás dilapidando tu fortuna a cambio de una lata de mejillones, pienses que estás ayudando a los más desfavorecidos de tu comunidad.
- Te hacen creer que siempre te está tocando algo, porque los boletos que no llevan premio son participaciones para sorteos de regalos gordos (un coche, un viaje a Nueva York, una camiseta del Albacete Balompié…). Esta ciudad es relativamente pequeña, todos nos conocemos y he oído de albaceteños a los que les ha tocado la lotería, ahora bien, no he oído en mi puta vida que a nadie le haya tocado ninguno de los premios tochos de la tómbola.
- Otra triquiñuela que hacen es que cada año se jactan de que hay más premios y papeletas que el anterior y (según ellos) por eso hay más posibilidades de que te toque premio. Yo, que soy perra vieja, lo he calculado y el porcentaje de boletos con premio permanece inmutable cada año. Concretamente, hablamos de que el 23% de todas las papeletas tiene premio directo.
- También está la argucia de que te pueden salir letras con las que, si consigues la palabra “Cáritas”, te dan un "premio premium" que, además, lo puedes elegir de una lista. Así es que, cuando tienes la palabra a mitad, sientes la necesidad de seguir comprando para completarla porque si no, el dinero gastado habrá sido dinero tirado. Pero, como no dan puntada sin hilo, siempre hay una letra que aparece poquísimo.
- Además, cuantas más papeletas compres juntas, más barata te sale la unidad con la trampa psicológica que eso supone.
Conclusión: Cáritas = Sportium.
🤑
NeoJín trata de disuadirme diciendo que siempre sales perdiendo, pero yo no estoy de acuerdo.
Tras duras negociaciones con mi tutor legal, mi presupuesto anual en la tómbola se fijó en 25 euros con los que me pude comprar 35 boletos. De entre estos, me tocaron, tal y como las estadísticas auguraban, 6 premios directos, los cuales yo tasé en 8 euros.

Estudié la lista y llegué a la conclusión de que lo más caro era un juego de cuchillacos Arcos que, no encontré el precio exacto, pero de 40 euros no bajaba. Así es que estaba atrapada: sin presupuesto para seguir jugando, pero sin querer asumir la derrota de perder el “premio premium” y la razón en mi argumento de que...
Solución: ¿Compramos más boletos? ¡Por supuesto que no! ¡Somos unas ratas almizcleras! Recurrimos al clásico truco del pícaro albaceteño que rebusca amagao entre los boletos del suelo como un cerdo trufero. La voluntaria de la tómbola nos miró raro al entregar 5 boletos impolutos y 2 medio comíos, pero nada importaba ya, lejos quedaban nuestras disputas sobre la tómbola, porque nos volvíamos a casa con nuestro juego de cuchillos y esa sonrisa de enamorados de saber que estábamos con la sanguijuela adecuada.
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Final feliz |
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