31.5.17

Invierno y primavera guays

Otro contrato acabado. Otra casa y otra ciudad dejada.

He terminado mi contrato más largo junto con el que tuve en la clínica de los horrores: 6 meses y medio. He sido tan feliz en esa casita pequeña, silenciosa y perfecta para mí.

¿Quién tiene un sofá-cama y elige sofá? Cuando me entraba sueño hacía la croqueta y ya estaba en la cama.




Alcázar es una ciudad pequeña (o un pueblo grande) muy tranquilo que me encanta. Tiene de todo y lo tiene cerca: un hospital relativamente grande, una estación de tren importante, un Burger King, un parque muy guay, molinos y cigüeñas ¿quién necesita más?








En la planta también he estado muy bien. Bueno, al principio no, al principio una mierda como siempre que llegas nueva a un sitio, pero al estar “tanto” tiempo ha sido de las pocas veces que medio puedo decir que me he adaptado, me sentaba a hablar con mis compañeras y todo y no era por fingir que me interesaban sus conversaciones y no ser la rara que nunca habla. De hecho vino gente nueva y eran ellas las que me decían a mí “¿Dónde están las agujas?” y yo les respondía to chula “Ahí”, sabiéndome superior. Eso de ascender de “nueva” a “nueva-vieja” tiene su cosa.



Por primera vez en 7 años estoy estudiando más o menos seriamente, dentro de lo que las circunstancias lo permiten. Eso ha sonado a que no lo estoy haciendo del todo y… bueno… ha sonado a lo que es. Es para una oposición fantasmagórica cargada de leyendas urbanas que dicen que va a haber Castilla La Mancha pero que ni se ha convocado, sólo ha salido el temario que va a entrar. El estar en Alcázar sin internet, mi principal malgastador de tiempo, ha hecho posible que coja una cierta costumbre de estudiar y parece que en las dos semanas que llevo en Albacete no estoy sintiendo la tentación de mirar los memes de moda. Tengo miedo de una recaída a la adicción más común y socialmente aceptada de nuestros tiempos (este dato me lo he inventado, pero igual me entra en la oposición). La Calabaza me dejó en herencia sus libros de enfermería cuando se convirtió en el Teniente Calabaza y a veces los uso y tienen restos de un Fosquito fósil que se comió en 2010 y algún pelo naranja. Es lo más emocionante que puedo decir de la vida del opositor. 

Empiezo otro contrato en julio en Villarrobledo, así es que este mes podemos decir que son mis vacaciones, aunque estoy más cansada que cuando trabajaba porque estoy ejerciendo de tita que están aquí mis Pinchis. Mi Pinchi tiene ya dos años y hace cosas que te tronchas propias de la edad como gritar "¡ASCENSOR!" cuando le digo que llame al ascensor, secarse la lengua cuando le digo que se seque la boca o amamantar a su muñeco a través de su ombligo. Si alguien ha percibido que últimamente sólo escucho en Spotify a los Cantajuegos ése es el por qué.

Y mi chico, el hombre de la casa, tiene 3 meses y cada vez que lo miramos tenemos la eterna sensación de que es más bonico que la última vez que lo miramos. Mi padre dice que tiene buen talante y yo no puedo decir lo contrario.