11.1.17

Invierno en Alcázar de San Juan

Desde la última vez que nos vimos el resumen es éste:

A principios de noviembre NeoJín y yo fuimos a la que va a terminar siendo nuestra ciudad fetiche.




...con la excusa de...


Teniendo la poca vergüenza de ir sin ni si quiera haber hecho clic en el pdf del temario. Y es que todos sabemos que el verdadero motivo del viaje fue:




Tenéis que entender que en Albacete sólo habíamos cazado de agua a un Omanyte en la fuente del parque Lineal y, en cambio, junto al Tormes había una orgía de Poliwhirls, Goldeens y Staryus. Esto era muy necesario.

El lunes de la última semana de noviembre me puse a estudiar como una cabrona para dejar de ir a echar la primitiva cuando voy a oposiciones, pero el martes, en un giro inesperado de los acontecimientos, sonó mi móvil con un número largo y ya no volví a estudiar. Me llamaron para hacer guardias en centros de salud de la provincia de Cuenca. Hice un viaje a la Alcarria, otro a la Serranía de Cuenca...

Vi salir el sol entre la niebla

Sin encambio, un día a mediados de diciembre me llamaron del hospital de Alcázar de San Juan para darme un contrato más largo y como buena mercenaria allá que me fui.



Es el contrato más largo que nunca me han dado en la bendita Seguridad Social fuera del verano: 3 meses, ¡puede que hasta 4! Estoy muy contenta. Además hacía ya dos años que no trabajaba en una planta y es algo que también me gusta mucho. En urgencias, los pacientes y sus familiares van pasando, pero en la planta se quedan y ves su evolución y con algunos creas ahí un vínculo místico. Todo esto funciona tanto para bien como para mal, porque cuando te toca alguien que no te gusta te lo comes con patatas turno tras turno. Algo de suma relevancia es que por primera vez en mi vida me han dado una taquilla. Ya no soy una paria que tiene su ropa en una percha que se ha traído de casa en el baño de personal. Soy una persona con un metro cúbico para su goce y disfrute en donde poner fotos de jamonas como Kelly Kapowski en traje de baño. Alcázar es un sitio que siempre me ha gustado: tranquilo y cómodo para vivir. Además, la Calabaza vive en Alcázar, ¡podemos decir que tengo un amigo! Vivo en un miniapartamento muy cuco de dos habitaciones: una es el baño y otra es todo lo demás. Creo que es la casa número 16 por la que paso en 8 años. Tiene un techo abuardillado con el que me doy una media de cinco hostias al día (los techos abuardillados son la puta mierda). Puede que algún día muera de un traumatismo craneoencefálico y me descubran los vecinos cuatro días después por el olor putrefacto. No tengo internet, es como si viniera del siglo XIX. Entre eso y que me he deshecho de casi todo lo que no cabe en mis dos maletas porque estoy hasta los huevos de mudarme, estoy a nada de hacerme Amish.

Los Amish no celebramos la Navidad, así es que he trabajado todas las fiestas de guardar. Ningún año había hecho pleno, pero no pasa nada, los abuelitos de la planta me han dado su amor.

Y creo que no tengo mucho más que contar.

¡Disfrutad del invierno, que dura muy poco, insensatos!



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