¿Adiós?
Tras dos semanas he vuelto al hogar y lo que otrora eran dos polluelos llamados Mel C. y Mel B., ahora eran palomas con un poquito de pelusilla al final de algunas plumas.
A diferencia del resto de palomas de la creación no se asustan cuando estás al lado ni cuando les abres la ventana. De hecho estan siempre muy quietas. Mi madre me dijo que el último huevo que apareció tenía agujeros y no tenía pinta de tener pollito. Ahora ni está.
Hoy me he levantado y estaba solo Mel C. (que por cuestiones evidentes es la paloma más clara). Estaba junto con tres o cuatro palomas adultas que han volado cuando me he asomado. Pero Mel no se asustaba. Paseaba de un lado para otro pero ahí seguía. De Mel B. ni rastro. Después me he asomado y no estaban ninguna de las dos. No han vuelto en todo el día. No sé si han abandonado ya el nido para no volver. Yo creo que se han esperado para irse a que volviéramos papá y mamá y así poder despedirse aunque al menos podrían haber dejado una carta como el Tamagotchi. Como nos ha dado el síndrome del nido vacío hemos cazado un par de Pidgeys con el Pokémon Go.
Aquí os dejo como homenaje un fotorresumen de los hechos:
Me parece flipante que hace menos de un mes estuvieran ahí |
❤
Comentarios
Espero que vuelvan, ahí tenías dos palomas totalmente integradas en la sociedad humana. Si vuelven, podrías prestarme a una de las dos (Mel B o C, la que quieras, no soy maniático) y mandarte mi próxima carta atada a su patita (carta ordinaria, prometo que nada de Paquete Azul), seguro que saben volver a casa.