Vuelta a Alicante
Mi vida va tan rápido que no me da tiempo a actualizar esto a tiempo real. Me quedé en que estaba en Bélgica comiendo gofres y lorcitas. Pues bien, una vez más hago chas y aparezco a tu lado; un día me llamaron para hacer una entrevista con el vampiro de trabajo y me volví a Alicante (sí, yo también me he preguntado mucho qué clase de aspirantes habría para que me cogieran a mi). Muy intenso todo: llorar al encontrarme sin esperarme los patuquitos de mi sobrina en un bolsillo sabiendo que me tenía que despedir de ella, encontrarme con mi amigo vasco de Inglaterra, ver al rey de Bélgica, atentados en París la noche de antes de volverme...
Ahora vivo en Alicante, en un pisisito de soltera que no es otra cosa que un piso pequeño donde se bebe directamente del tetrabrick. Los inicios son duros: sin casa, sin conocer la ciudad ni a nadie, dependiendo de los baños públicos, alimentándome de mierda, siendo una paloma en el trabajo... Creo que son los únicos momentos en los que he sentido la soledad (entendida como algo malo) en mi vida. Siempre me doy mucha pena en esos primeros días desayunando sola en la barra de un bar de viejos con azulejos con citas jocosas junto a un señor que se está tomando un carajillo a las 7 de la mañana mientras que habla con el camarero a voces diciendo muchas palabrotas. Pero ahora que tengo casa y ya no soy tan nueva estoy muy contenta, además como poco estaré hasta el verano y teniendo en cuenta que mi contrato más largo ha sido de 3 meses para mí esto es el colmo de la estabilidad. Estoy que no quepo en mí por hacer realidad el sueño catalán: la independencia.
Pero no todo es bueno, el otro día al entrar en el portal me encontré una cucaracha roja. Recé por que fuera un langostino navideño, pero no, era una periplaneta americana, muerta patas arriba, rigor mortis cucarachachil. Estas cosas no deberían de pasar el invierno pero el clima mediterráneo y el cambio climático se funden para dar lugar a estos mágicos eventos. Mi vida esta marcada por traumáticos encuentros de esta índole. La independencia es bonita pero uno de los grandes inconvenientes de no vivir con tus padres es que te tienes que matar tú solo las cucarachas. Sólo por eso tal vez merezca la pena no independizarse nunca.
Me he venido muy arriba con esto de tener un contrato tan largo y pretendo poner un cuadro y todo en esta casa (¡¿Qué dices, loca?!). ¡Diré más! Me he puesto internet y he descubierto un mundo horrible de compañías que hablan fibra, banda ancha, gigas y demás palabras que sé pronunciar pero no sé qué significan. ¿Alguien me puede explicar por qué es más barato ponerte teléfono fijo+internet que internet sólo? Y no me preguntéis por qué pero me han regalado la tele gratis. Total, que yo quería internet sólo y he terminado con muchos canales que nunca veré, un teléfono fijo (con fax, claro) y una cosa que se llama creo que Netflix o algo así que no sé qué es pero creo que es algo muy futurista. Cuando vino el técnico a ponerme estas cosas tan raras y tan de adulto me dijo "¿dónde te pongo el ruter?" y a mí me vino un escalofrío por la espina dorsal. ¿De qué me servía fingir? Fui franca, le eché valor, cogí aire y lo dije "¿qué es el ruter?" (nunca he sabido la diferencia entre un ruter y un modem) "de donde sale internet" me dijo, y continué sin saber la diferencia "pero eso va por el aire, ¿no? o sea, llega a toda la casa internet ....¿no?". Tuve miedo planteando estas cuestiones propias de un octogenario, pero el hombre no me pegó ni nada y me lo explicó en un lenguaje que yo manejaba. Hasta me enseñó a hacer cosas muy del futuro como a grabar el Sálvame, que era lo que estaban echando en ese momento, por si quería verlo después (y vaya si quería, que Toño Sanchís se había enemistao con la Esteban, el técnico sabía lo que hacía). Ahora por las noches ceno viendo Arguiñano grabado.
Pero hay algo con lo que me he venido más arriba que poniéndome internet. Nunca he querido comprarme cosas de la casa porque total, siempre voy a volver al nido paterno y me voy a encontrar con las cosas por duplicado, pero he cometido algunas locuras. Me he comprado cosas para mí, lo que viene siendo el ajuar. Estaba en el Alcampo y me desmelené. Lo sé, se me fue la cabeza, me precipité mucho pero lo hice. ¡Me compré un tupper! Me compré un tupper ¡para mí! un tupper de alta gama, de vidrio y hermético para que no vuelva a abrírseme en la mochila llenándome un libro de cocido. ¡¡No se lo pienso dejar a nadie!! Pero no quedó ahí la cosa, hice realidad mi sueño: ¿ir a un espectáculo de Monster Truck? Ojala, pero no, me compré un molinillo de café, ¿por qué? ¡No lo sé! O sea, el café está bueno pero mi paladar no es tan exquisito como para saber si es café recién molido o no. Pero os diré una cosa: un molinillo de café viste una cocina y además huele bien. Sólo por eso ha merecido la pena. Me he comprado también un destornillador multiusos que también me ha hecho muy feliz y me ayudó a arreglar el molinillo de café que, cómo no, es de los chinos y, lo mejor, una bici que le compré a una alemana por 35€. ¡Chúpate ésa, Angela Merkel! Vamos, que en un mes me he gastado más de lo que gano pero lo miraré como una inversión.
Me siento muy adulta con todo esto, pero no os penséis que por eso la gente me ve mayor trabajando "¿Lo has hecho alguna vez antes?" o "¿por qué no llamas a alguien mayor?" sigue siendo mi pan de cada día. Llega un punto en el que me cabrea que nadie se fíe de mí y empiezo a plantearme cosas muy locas como ir maquillada a trabajar, además así en plan abuelorio que no veas lo que envejece o ponerme pendientes de perlas. Trabajo muchas horas (pero muchas muchas), es como que el universo hubiera decidido compensar todas mis horas libres de las que he disfrutado en años previos (que me quiten lo bailao). En mi poco tiempo libre lo que más me apetece hacer es vida de jubilado con mi marido, así es que no os toméis como algo personal si estoy desaparecida. Además es a todos los niveles: vida social, internet, tele, actualidad... Pero bueno, ya sabéis que cuando menos os lo esperéis aparezco por algún lado dándoos amor. Y si pasa algo importante, yo que sé, que viene la Tercera Guerra Mundial, mandadme un fax para que me entere y vaya a comprar un arsenal de fideos chinos instantáneos.
Creo que eso es todo por ahora. Pasadlo bien en Navidad. Mañana intentaré no dormirme antes de las campanadas pero no prometo nada. Mis nocheviejas desde hace mucho han sido o trabajando o durmiendo. Si os parece triste a mí las dos cosas me parecen un planazo que te cagas.
Editado el 15/07/2024:
- El molinillo de café se lo vendí a un señor por 5 euros en Wallapop pasados unos años porque, ¿en qué momento pensé que usaría un molinillo de café manual?
- La bici me duró una semana porque dormía atada en la calle, ya que vivía en un 3º sin ascensor, y algún cabrón no sé qué le hizo que la reventó por 30 lados.
- El tupper de vidrio continúa siendo mi bien más preciado en esta vida.
- Vuelvo a no saber la diferencia entre un router y un modem.
Comentarios
Pues disfruta con tu marido, que no hay mejor plan en la vida, digo yo.
Felices fiestas, Conejito Zombi. Y que no te acosen las cucarachas por Alicante. ¡Sé fuerte!
:)