Desde que soy tía estoy muy filosófica

Estoy en un pico de actividad frenética mental causada por la cafeína y sin que sirva de precedente voy a escribir en este blog en tal estado.

No ha habido ningún detonante ni nadie que me haya hecho la vida imposible, pero por la vida que llevo (qué mal suena) he conocido a muchísima gente y me voy dando cuenta de que hay gente no buena en el mundo. Sin embargo, si este mundo merece la pena es porque afortunadamente hay gente buena también. En cuanto a los primeros supongo que también tienen su función. Para mí son todo un ejemplo de lo que no quiero ser y la verdad es que me han ayudado mucho porque cuando detecto un comportamiento mínimamente similar en mí, lo cambio por miedo a acabar como ellos. Mi consejo, si se me permite la intromisión, es que no seas una persona mezquina y envidiosa, que no le hables mal a la gente, que ayudes siempre que puedas, que no busques culpables sino soluciones, que no odies a la gente y que no incites al odio.  Aunque sea por egoísmo puro, no seas un hijo de puta, la vida te va a ir de pena. Tú eliges si quieres ser Calamardo o Bob Esponja. Y si tienes la mala suerte de encontrarte con alguien así que te resbale por completo,

así



que no te intoxique e incluso sientas pena de la vida de mierda que debe de llevar.

Tan sencillo como vivir y dejar vivir.

Ser simple. Ser bueno. No hay más.

Comentarios

Ague ha dicho que…
Vaya, yo qué se, ¿tan complicado es ser amable? Sienta bien, hace bien. Es sano. Ser malo tiene que ser un agobio que te lo flipas.