Mi vida es bizarra
Esta mañana he ido a comprarle una jaula nueva a Tonelete porque la que tiene es muy pequeña y bastante culpable me siento ya de tenerlo en cautividad.
Primero he ido a una tienda que parecía La tienda de los horrores. El caso es que llevo desde pequeña pasando por su escaparate y diciéndoles hola con la mano a las tortuguitas y a los perretes pero nunca había reparado en la tienda en sí. Es oscura, pequeña, vieja, sucia y la señora, que se maquillaba un poco raro, me daba miedo. Era todo muy siniestro. Me ha enseñado una jaula con tubos asfixia-hámsters pretendiendo convencerme de que la comprase porque era muy bonita y tenía muchos colores, como si yo tuviera 3 años. Como no me ha convencido me quería vender una para hámsters rusos, que son esos pequeñicos del to que dan ganas de morderlos, porque según ella también valía para la raza de Tonelete (que son como 3 veces los rusos). Y ya he decidido salir de esa tienda del averno porque tenía miedo de que me metiera a mí en una jaula y me alimentaran por una sonda.
Finalmente, y tras consejo telefónico de la calabaza, que ha criado y amamantado con sus senos a muchos rusos (hámsters, se entiende) he ido al Eroski y he encontrado una que parece perfecta, además tiene una rueda en la que espero que pueda correr. También le he comprado una bola de esas que se meten dentro y van andando tan felices que podrían protagonizar un anuncio de Magdalenas La Bella Easo ♪ Sin colorantes ni con-ser-van-tes ♫. Espero que con todo eso tenga algo más de actividad y sea feliz, que últimamente está un poco hostil. Quizá tenga las hormonas alteradas, que no olvidemos que es hembra a pesar de su nombre.
Volvía yo para mi casa cargada con una jaula enorme y mil cosas más cuando he recordado que tenía que pasar por una tienda. Bueno, empiezo otro párrafo porque eso es otra historia.
Ayer entré con mis amiguitos en una tienda superchuli, de estas que tienen cosas bonitas y caras a las que sólo entras para ver lo que jamás comprarás y ocurrió lo inevitable, me enamoré de un mono de estampado hortera y mirada cautivadora. Lo abracé con amor (sí, antes me he ofendido porque la de la tienda de mascotas me trataba como si tuviera 3 años y ahora abrazo a un mono de peluche en una tienda) pero sabía que lo nuestro no era posible, no me lo iba a comprar, si me comprase todo de lo que me enamoro... pero lo que sí compré era un molde para tartas porque el mío se rompió. Cuando lo pagué fui consciente de que me había costado el maldito molde 11 € y me sentí estafada. En el ticket ponía que no se cambiaban las cosas por dinero, sólo por otras cosas de esa tienda. Cassssualmente aquel mono costaba 11 € y desde luego él los valía más que ese molde de silicona. Lo nuestro era cosa del destino.
Bueno, volvamos a la historia original que casi he olvidado cómo empezó todo esto. *fundido* Volvía yo cargada de cosas (una de ellas un molde que me había costado 3 € en un todo a 100 *conejito zombi choca la mano con un amigo imaginario*) cuando me di cuenta de que la tienda del mono me pillaba de camino. Así pues, decidí ir a por mi mono. Fijaos si me haría ilusión ese simio que dejé de lado la vergüenza que me suponía ya no sólo el hecho de cambiar algo (que yo soy una samuga) sino también el hecho de entrar a la tienda con todos aquellos bártulos. Como iba tan cargada ya no sabía qué hacer con el mono así es que lo he metido en la jaula. De este modo he vuelto a mi casa vestida de agente secreto porque iba con la capucha (que es que encima llovía), con las gafas de sol que me tapan toda la cara (sí, ¿qué pasa? llevo gafas de sol hasta los días nublados, ¿queréis que nos peguemos por eso?) y para terminar de pasar desapercibida una jaula enorme con un mono de colores dentro que parecía el de la calle Zapateros, el cual aún está en trámites de liberación. La gente me miraba y lo peor es que no es la primera vez que tengo esa sensación, pero es que algunos se reían incluso uno me ha señalado.
Bueno, después de este tostón que os he contado despojándome de todo rastro de dignidad paso a mostraros la mansión de Playboy que le he comprado a Tonelete y que espero que no tenga sorpresas y cuando la pruebe esta noche descubra que Tonelete cabe entre los barrotes o algo así.
Primero he ido a una tienda que parecía La tienda de los horrores. El caso es que llevo desde pequeña pasando por su escaparate y diciéndoles hola con la mano a las tortuguitas y a los perretes pero nunca había reparado en la tienda en sí. Es oscura, pequeña, vieja, sucia y la señora, que se maquillaba un poco raro, me daba miedo. Era todo muy siniestro. Me ha enseñado una jaula con tubos asfixia-hámsters pretendiendo convencerme de que la comprase porque era muy bonita y tenía muchos colores, como si yo tuviera 3 años. Como no me ha convencido me quería vender una para hámsters rusos, que son esos pequeñicos del to que dan ganas de morderlos, porque según ella también valía para la raza de Tonelete (que son como 3 veces los rusos). Y ya he decidido salir de esa tienda del averno porque tenía miedo de que me metiera a mí en una jaula y me alimentaran por una sonda.
Finalmente, y tras consejo telefónico de la calabaza, que ha criado y amamantado con sus senos a muchos rusos (hámsters, se entiende) he ido al Eroski y he encontrado una que parece perfecta, además tiene una rueda en la que espero que pueda correr. También le he comprado una bola de esas que se meten dentro y van andando tan felices que podrían protagonizar un anuncio de Magdalenas La Bella Easo ♪ Sin colorantes ni con-ser-van-tes ♫. Espero que con todo eso tenga algo más de actividad y sea feliz, que últimamente está un poco hostil. Quizá tenga las hormonas alteradas, que no olvidemos que es hembra a pesar de su nombre.
Volvía yo para mi casa cargada con una jaula enorme y mil cosas más cuando he recordado que tenía que pasar por una tienda. Bueno, empiezo otro párrafo porque eso es otra historia.
Ayer entré con mis amiguitos en una tienda superchuli, de estas que tienen cosas bonitas y caras a las que sólo entras para ver lo que jamás comprarás y ocurrió lo inevitable, me enamoré de un mono de estampado hortera y mirada cautivadora. Lo abracé con amor (sí, antes me he ofendido porque la de la tienda de mascotas me trataba como si tuviera 3 años y ahora abrazo a un mono de peluche en una tienda) pero sabía que lo nuestro no era posible, no me lo iba a comprar, si me comprase todo de lo que me enamoro... pero lo que sí compré era un molde para tartas porque el mío se rompió. Cuando lo pagué fui consciente de que me había costado el maldito molde 11 € y me sentí estafada. En el ticket ponía que no se cambiaban las cosas por dinero, sólo por otras cosas de esa tienda. Cassssualmente aquel mono costaba 11 € y desde luego él los valía más que ese molde de silicona. Lo nuestro era cosa del destino.
Bueno, volvamos a la historia original que casi he olvidado cómo empezó todo esto. *fundido* Volvía yo cargada de cosas (una de ellas un molde que me había costado 3 € en un todo a 100 *conejito zombi choca la mano con un amigo imaginario*) cuando me di cuenta de que la tienda del mono me pillaba de camino. Así pues, decidí ir a por mi mono. Fijaos si me haría ilusión ese simio que dejé de lado la vergüenza que me suponía ya no sólo el hecho de cambiar algo (que yo soy una samuga) sino también el hecho de entrar a la tienda con todos aquellos bártulos. Como iba tan cargada ya no sabía qué hacer con el mono así es que lo he metido en la jaula. De este modo he vuelto a mi casa vestida de agente secreto porque iba con la capucha (que es que encima llovía), con las gafas de sol que me tapan toda la cara (sí, ¿qué pasa? llevo gafas de sol hasta los días nublados, ¿queréis que nos peguemos por eso?) y para terminar de pasar desapercibida una jaula enorme con un mono de colores dentro que parecía el de la calle Zapateros, el cual aún está en trámites de liberación. La gente me miraba y lo peor es que no es la primera vez que tengo esa sensación, pero es que algunos se reían incluso uno me ha señalado.
Bueno, después de este tostón que os he contado despojándome de todo rastro de dignidad paso a mostraros la mansión de Playboy que le he comprado a Tonelete y que espero que no tenga sorpresas y cuando la pruebe esta noche descubra que Tonelete cabe entre los barrotes o algo así.
Momy inside
No se aprecia lo grande que es, mide 50x25 cm de base
Y este es el mono rociero de mis amores:
Y este es el mono rociero de mis amores:
Comentarios
La jaula es igual que la de Muñon *_* (L) Que recueros...
La gente de Albacete es muy suya; que tiene de malo ir por la calle con un mono de peluche enjaulado??? (cómo pueden saber que no va a intentar escaparse. Si yo fuese un mono de peluche, huiría).
El mono es adorable. Yo también abrazo peluches en las tiendas, me da la impresión de que ahí en los estantes estarán muy solicos. Estuve abrazando el mismo Stitch durante meses en la tienda Disney, ahora está en mi cama haciéndome feliz y dejando que me apoye en sus enormes orejas de alien *_____*
Ay Toneleti, dale un bocaito de mi parte *_*