Otoño

Tranquilos, vuestra it girl favorita no se ha quedado a vivir en Tabarca, aunque siempre quise hacer una serie en plan Doctor en Alaska pero rollo enfermera sustituta. Ésta podría ser la oportunidad:  

Enfermera en Tabarca 

♪ waaau waaau wauuu wau wau ♪

Esta serie, protagonizada por una risueña enfermera, narraría las desventuras que viviría junto con los variopintos lugareños.

Bueno, dejando mis ambiciosos sueños de lado, he desaparecido porque mi ordenador ha muerto y ahora vivo a expensas de mendigar ordenadores a otros humanos. Por si no os lo estáis viendo venir esta entrada es de esas que no van de nada. Mucha letra y poca foto, no digáis que no os aviso.

El 30 de septiembre terminó mi misión estival en Alicante por lo que he vuelto a Albacete hasta que la señora de la bolsa me llame al móvil diciendo "Una enfermera se ha herniado tirándose un mal pedo, ¡vente paca o te sanciono, guarra!" y yo vaya a un sitio indeterminado por un tiempo indeterminado. Ah, la emoción de la vida de la enfermera sustituta.

Tras acabar en Alicante me fui una semana a ver a mi Pinchi al lugar del que vienen las coles.



Mi hermana, que empieza a ser como un Kinder sorpresa, alberga otro bebé dentro de sí. Esto es de gran impacto medioambiental para mí, puesto que todavía hay veces que no me creo que mi Pinchi exista. Creo que me va a dar algo cuando estén los dos juntos, ¿dónde mirar?


Una de las mejores cosas de cuando voy a Bruselas es inflarme a comer suculencias de las panaderías turcas del barrio. No tengo ni puta idea de cómo es la comida belga, pero puedo hacerte una taxonomía de los pastelillos y panes otomanos (me la agarras con la mano). Hablando de comida, tuve un encuentro en la tercera fase con la Thermomix de mi hermana. Oh, Thermomix, cuanto te he odiado cuando buscaba recetas de diversos manjares y sólo encontraba webs en las que se hablaba de velocidades de las cuchillas y varomas. Ahora he entendido el por qué de esa secta: cocinar con ese robotito es adictivo y ahorras un montón de tiempo. Me recuerda a cuando trabajaba en la farmacia de un hospital y preparaba fórmulas magistrales de metadona y colirios de cocaína (también hacía otras fórmulas, pero eso es más resultón, no me digáis que no). Estaba todo calculado al milímetro: pesos, tiempos, velocidades... De hecho yo no sé por qué tenían tantos aparatitos tan sofisticados ahí, si yo creo que la Thermomix podía hacerlo todo y ya de paso, al final del día, hacernos un risotto con regustillo a estupefacientes.

Thermomix, divino tesoro


Una pena que este año no haya pillado la ciudad con los árboles amarillos. Hay un bosque en la ciudad que en otoño es increíble.

Así estaba el año pasado en noviembre


Y así ahora en octubre
A ver, que es para orinarse también, pero eso de que constantemente estén nevando hojas naranjas mola un montón.

Y to eso.

Supongo que empieza una nueva época, tras casi un año en Alicante viviendo sola y bailando en ropa interior a lo Risky Business cuando me daba la gana


Ahora toca volver al domicilio paterno albaceteño, donde sí que existe algo que se parece al invierno *_*. Así es que hasta que la señora de la bolsa me llame para coaccionarme aquí estaré en modo nerd estudiando, haciendo cursos compulsivamente, bebiendo café calentico, con sudaderas y jerseys gordos y, sobre todo, disfrutando de lo que es vivir en la misma ciudad que mi esposo, que no sé cómo lo hace pero cada día está mas guapo.

Comentarios

NeoJin ha dicho que…
Me he puesto a leer la entrada pero como no había ningún sorteo de golosinas ni de pizzas ni de kebabs he dejado de leer en los dos últimos renglones.
conejito zombi ◕‿◕ ha dicho que…
¡Que sí que hay golosinas! ¡Has retuis!