Ámsterdam
Hola, hermosos:
¿Cómo va la vida? Os escribo para daros envidia y enseñaros cómo viajo, me drogo y me voy de putas, que para eso es para lo que sirve internet.
Resulta que he estado unos días en la capital europea del vicio: Ámsterdam. ¿Sabíais que Holanda no es un país sino una provincia de Los Países Bajos? ¿Y que el holandés es la forma mal dicha de llamar al neerlandés (que casualmente es la lengua de Satanás)? Cuántas cosas no aprenderéis en este blog cultural.
Y es que los Ramones tenían que hacer su babymoon, el último viaje libre de bebés, porque, por si queda alguien por saberlo, ¡voy a ser tía! *-*. A ver cómo le explicamos a mi sobrina que nuestro viaje de despedida fue a Ámsterdam.
He visto zuecos, tulipanes, molinos, canales y todas esas cosas que hay que ver ahí. En el avión pensé que igual vería campos de tulipanes tal que así
pero creo que aún no es la temporada o que los del National Geography nos engañan con sus fotos.
La pregunta es obligatoria. Sí, estuve en el barrio rojo y es... es raro. Te ves a buenorras casi desnudas detrás de puertas de cristal y de vez en cuando se acerca un hombre, sacan la cabecilla por la puerta y, si llegan a un acuerdo, se lo pasa para adentro y echan la cortina. Un poco sórdido todo, cosa que contrasta con el ambiente festivo de la zona en la que está. Es como que comparten calle las prostitutas con el sitio de salir y está lleno de gente joven (hombres y mujeres). Por el día también hay prostitutas y por ahí pasan familias con niños con completa naturalidad. El tema de los niños me llama la atención, en concreto en ese barrio, pero en general en toda la ciudad, que está llena de escaparates de sex shops con rabos y chuminos y cosas muy explícitas. Supongo que cuando creces rodeado de trajes sadomaso y vibradores de doble punta en los escaparates, los ves tan normales como los tulipanes. Había algunas tiendas de vibradores que parecía que vendían productos de Apple, así todo muy blanco y muy zen.
Un vibrador con cámara, nos llevan años de ventaja |
En ese barrio está el museo del sexo, el de la prostitución y el de la marihuana. Y hablando del tema de la prostitución, ojalá estuviera regulada aquí también. Allí es legal desde 1911 (¡años de ventaja!).
En cuanto al ambiente festivo, al igual que la Feria de Albacete, a mí me satura un poco. Gente demasiado colocada, vómitos everywhere... Es como si cualquier europeo que quiera desmadrarse se fuera ahí a hacer las cosas que no ha hecho nunca, rollo Resacón en las Vegas. Por otro lado me sorprende que en esas zonas los canales no tengan barandillas. En general me parece una ciudad en la que debe de haber muchas muertes prematuras entre las drogas, los canales sin barandillas, los coches, tranvías, bicis supersónicas... que nunca sabes de dónde vienen, etc.
Una noche hallábamonos junto a un puente cuando a lo lejos empezamos a oír una encandilante melodía de saxofón en crescendo...
Una noche hallábamonos junto a un puente cuando a lo lejos empezamos a oír una encandilante melodía de saxofón en crescendo...
Todos los que estábamos en la calle nos quedamos mirando al canal de donde procedía, esperando con mucha expectación durante unos segundos porque por ahí suelen pasar barcos y cosas guays. Por fin apareció el origen, un bote con el símbolo de Jägermeister por bandera, cargado de tíos duros, dándolo todo, cocidos como patatas. De repente, uno cogió y se sacó la chorra y con la intimidad que sólo una calle repleta de gente mirándote da, empezó a mear por la borda. Nosotros absortos en silencio ante tal situación. Con las mismas el bote se perdió por el canal hasta que sólo retumbaba la música del saxofon apagándose poco a poco. Tras ser conscientes de lo que habíamos sido testigos y de cómo toda la gente de la calle los miraba superserios (igual que nosotros) nos dio un ataque de risa que a mí todavía me dura. Esa canción nunca volverá a ser la misma para mí.
En cuanto a las bicis, ¡ay, las bicis! ¡Es el paraíso de las bicis! Tienen un montón de carriles, todo el mundo las respeta.... Qué envidia.
¿Por qué Albacete no es así? ¡Con lo llano que es! Fijaos si es llano que aquí "Llanos" es un nombre de mujer, la patrona es la Virgen de los Llanos y para sacarnos el carnet de conducir siempre nos llevan a la misma cuesta, la única que hay. Y con lo poco que llueve, si es que es la ciudad perfecta para ir en bicicleta. Pero no, aquí, en cambio, se hacen carriles bici para al poco tiempo convertirlos en aparcamientos de la zona azul.
La casa-museo de Ana Frank no sé si decir que me gusto o qué. Es difícil de explicar, porque fue algo que me dejó muy mal durante un rato largo. Puedes ver los recortes de revistas que tenían ella y su hermana en las paredes de su habitación, puedes ver la estantería original que tapaba la puerta que llevaba al escondite, puedes ver los diarios... Yo, de alguna manera sentía que no era real que todos esos objetos estuvieran ahí. Cuando veo algo importante no soy del todo capaz de asimilarlo y siento que no puede ser el original. Por supuesto hablaban de cosas de la guerra, de cómo estuvieron ahí dos años como ratas, cómo apenas podían usar el baño, hacer ruido... Era todo tan horrible que te deja con una sensación terrible de saber que perteneces a la peor especie de tu planeta. Da mucho que pensar, ¿cómo el ser humano puede ser tan horrible y cómo a día de hoy siguen pasando esas cosas y el resto miran para otro lado? No se pueden hacer fotos, así es que si vais a Ámsterdam os recomiendo que lo veáis vosotros mismos y, por supuesto, que leáis el libro si no lo habéis hecho ya.
Foto de internet |
El museo Van Gogh no me gustó tanto como el de Ana Frank, pero está también bien. Podías ver algunas cartas que les mandaba a su familia, amigos.... En cuanto a cuadros famosos ahí tienen uno de los de Los Girasoles, otro de los de La Habitación en Arlés y muchos autorretratos (cuando los miraba tenía también esa sensación de que tenían que ser réplicas). Tampoco se pueden hacer fotos. Está bonico de ver, pero me pasó lo que me pasa siempre que voy a un museo, que empiezo con emoción pero termino cansada, traspellá y con ganas de volver al cómodo útero materno del que nunca debí salir. Encima tenían cuadros de Francis Bacon, que sólo leer lo de Bacon me daba un hambre que me moría.
El mercado de las flores me pareció un poco decepcionante, pero ya sabéis que mi relación con las plantas es tensa. Nos tragimos algunos bulbos de tulipanes, supongo que estarán bajo la tutela de mi madre. Si no, luego os enseño los cadáveres. Es divertido porque no sabemos de qué color serán, como el querido por todos Chuurippu, que este año ha vuelto a resurgir de entre los muertos.
Una de las cosas que más me gustó era ir por la ciudad y recorrer los canales, con esas casitas estrechas y altas. Se ve que son así porque cuanta más superficie ocupaban más impuestos tenían que pagar.
Esta foto no es mía, pero si queréis decimos que sí |
Esto implica que las escaleras son superempinadas (otra probable causa de muerte prematura en Ámsterdam). Ésta era la de nuestro hotel.
En las casas no tienen mucha costumbre de echar las cortinas, lo cuál añadía más emoción a pasear por los canales porque podías ver todas las casas por dentro; por cierto, todas muy bonicas, parecían de revista de decoración.
Algo que me gusta (bueno, yo creo que a todo el mundo) al ir a un sitio es probar la comida típica. En la guía que saqué de la biblioteca te hablaba de una sopa, los quesos edam y gouda y de las cervezas. Fin. Te hablaba de que se comía mucha comida de Indonesia, de Bélgica... pero eso es todo. Por la ciudad sólo había restaurantes asiáticos, italianos, argentinos... y en los supermercados había muchas galletas y chocolates belgas. Qué tristeza si eso es así. Yo no me creo que la abuela de Van Gal le cocinara cerdo agridulce cuando era pequeño, no sé vosotros.
La mañana que volvimos hacía un frío negro allí y al llegar a España había 20º. Yo tengo ya el síndrome éste que sacan en las noticias todos los años cuando se cambia el horario. Hay muchas horas de sol de repente, bichos, hace buen tiempo y mi mente todavía no lo ha asimiliado.
Bueno, os dejo fotos y estas ya sí que son mías.
Bueno, os dejo fotos y estas ya sí que son mías.
El avión *_* |
Ana Frank |
Comentarios
¿Era la primera vez que ibas?
Lo que dices de los cuadros que no asimilas que sean los de verdad a mí también me pasa, cuando he ido a algún museo en Madrid he tenido esa sensación siempre. Es como "no puede ser que una cosa tan valiosa y tan importante esté aquí expuesta como si nada", y luego pasan cosas como el energúmeno ese que le metió un puñetazo a un cuadro de Monet y lo rajó.
Y a lo mejor es un problema mío, pero me encantan las fotos de las casas vistas por dentro desde la calle. Con lo que paranoico que soy yo con mi intimidad no podría vivir así de ninguna forma, pero al voyeur que llevo dentro y no me gusta dejar salir nunca por vergüenza y por vivir en sociedad sin problemas, le resulta súper interesante.
Supongo que con el tiempo te acostumbras si vives en un piso bajo, pero yo en una casa en la que viví en Toledo odiaba que me vieran. Y sí, a mí también me encantaría entrar a las casas sólo a golismear, a ver qué cosas tienen en las estanterías o qué van a cenar. Igual no lo decimos por miedo al rechazo y luego le pasa a todo el mundo.