♪ All I wanna do is... ♪
Tengo que confesarme ante vosotros. Hay una debilidad mía que no sabéis y que cuando os la diga causará los gritos de los más sensibles. Sé que siempre me habéis visto como una deidad capaz de cualquier cosa que se proponga pero... hay algo que hasta los niños pequeños y los monos saben hacer y yo no: montar en bici. Bueno, a decir verdad aprendí un caluroso verano cuando tenía 5 años gracias a las instrucciones de mi prima pero no sé por qué ha sido un aspecto de mi vida que no he vuelto a explotar nunca. Como mucho montaría en bici hasta los 8 años, después nunca he tenido nadie a mi alrededor que me incitara a hacerlo y yo por mí misma tampoco vi la necesidad. Supongo que era más cómodo quedarse en casa viendo Art Attack. Mis siguientes encuentros con una bici han sido ya con veintitantos años y apenas he conseguido recorrer más de 2 metros sin caerme. Y para todos los de "Si montar en bici no se olvida" ¡¡Que sí se olvida, cojones!! Os lo digo yo. El caso es que harta de ir andando a todos sitios y de ver a los ciclistas urbanos como entidades superiores he decidido re-aprender a montar en bici.
Esta mañana mi osada hermana se ha venido conmigo en calidad de entrenadora y en contra de todo pronóstico he conseguido mantener el equilibrio sobre la bicicleta. Sinceramente, la sociedad no está preparada para que alguien a mi edad aprenda a montar en bici en un lugar público. La gente se quedaba mirando o directamente se sentaba al lado para poder deleitarse con semejante espectáculo. También he recibido mofas (los gitanos pueden ser muy crueles) ¡¡Pero no importa!! ¡¡Aprenderé a montar!!
Casi atropello a una incauta ardilla, me he comido diversas farolas y columnas y la cestita tan bonita que lleva la bici de mi madre ya no está todo lo recta que estaba antes pero yo me siento muy realizada como persona. Ahora ya tengo ilusión para levantarme temprano por las mañanas y espero que en pocos días o semanas pueda aprender a evitar los objetos en movimiento (bueno, los estáticos no estaría tampoco mal) y quizá hasta algún día salga del recinto del parque y me enfrente con esa peligrosa jungla que son las calles de Albacete. ¿No sería maravilloso?
Comentarios
Después de eso, prefiero ir andándo o en autobús porque además me robaron LOS TAPONES DE LAS RUEDAS! Si si, como lo oís, los tapones de las ruedas (a saber pa' que los querían). Todavía recuerdo la cara de la mujer de la tienda cuando fui a comprar más tapones y me los regaló... Que maja *_*
Si vas por el carril bici el mayor peligro que tienes es que se cruce una vieja con las bolsas de la compra (true story)
Lo de evitar objetos en movimiento si te sirve de consuelo yo nunca llegué a dominarlo. Una de las caídas más ridículas que recuerdo haber tenido fue una vez que vi venir a una señora de frente y cuando yo torcía para un lado, ella torcía para el mismo lado, y si yo torcía para el otro, ella también, hasta que llegó un momento en que por no atropellarla frené, perdí el equilibrio y caí de lado (si es que las bicis altas son el mal!)
Pero eh, que tu lo consigues seguro