El saltamontes macrosómico y la tecnología comentaril

La sensación otoñal ha sufrido una regresión cuando al abrir la ventana me he encontrado esto


Un saltamontes más grande que Tonelete. ¡Dios bendiga a las mosquiteras!

En otro orden de cosas, aquel invento tan innovador que descubrí para responder a los comentarios, en vistas de que era de todo menos funcional, ha sido sustituido por otra cosa que aún no he terminado de entender pero que es prometedora. Es bastante complejo y tiene mil opciones pero en principio que yo sepa le he dejado lo de responder a los comentarios y la opción de que se pueda subir una foto o que al poner el enlace de una imagen te aparezca la imagen en el comentario. Pero quién sabe si no aparecerá sin previo aviso por ahí un mono amamantando a un tigre. Con estas cosas nunca se sabe. Para dejar un comentario puedes poner una supuesta dirección de correo electrónico que puede ser tunick@loquesea.loquesea o a través de una cuenta en Twitter, Facebook y estas cosas que tenéis los jóvenes. No entiendo por qué los comentarios que había antes no aparecen, aunque puedo verlos en las opciones de los entresijos de Blogger y en lo de "Últimos comentarios". No sé, es extraño, por un lado la idea de responder a los comentarios no ortopédicamente me atrae pero por otro la idea de que si el lugar que alberga ahora mis comentarios muere o sale loco los comentarios desaparecen me da que pensar. En cualquier caso lo que es seguro es que tenéis que dejar mil comentarios de amor en cada entrada para saber si esto funciona o no. Lo siento, es necesario.