Ayer fui a la boda de un primo mío y creo que puedo afirmar con poco riesgo a equivocarme que las bodas son uno de los eventos más bizarros de la creación.
Como con casi todo en esta vida, las bodas tienen una sucesión de cosas que me inquietan. Sin ir más lejos, la ropa de los invitados. Desde luego yo no entiendo de moda ni soy un paradigma de la elegancia (soy lo más parecido a las hijas de Zapatero cuando voy a este tipo de eventos), pero hay cosas que no entiendo. Puedo entender que cuanto más cercano sea el parentesco con los casados más trate de arreglarse uno. Pero lo que ya no entiendo es por qué cuanto más tratan de arreglarse más miedo dan, esto sobre todo se reduce al colectivo femenino puesto que, por suerte o por desgracia, los hombres en las bodas, ya sea el padrino, el primo segundo, el camarero, como el novio, se limitan a ir de traje. Yo no sé qué le pasa a la gente por la cabeza, se supone que van arregladas y parece que son extras de Priscila, reina del desierto. Sombras de ojos hasta las cejas de todos los colores imaginables, grotescos tocados que parecen una obra de arte moderno, telas brillantes, colores chillones, lentejuelas, tupés, pelos a lo afro, lámparas de araña a modo de pendientes, chaquetas sacadas de auténticos trajes de luces, traumáticos escotes a punto de desbordarse… ¡un auténtico show!
Supongo que conoceréis esa canción de Parchís de Cumpleaños feliz que tanto éxito tiene entre los usuarios del Tuenti y que es inseparable del “Felicidads wapisima!!!bss!” como lo es la aceituna de la anchoa. Pues bien, cuando estaban todos comiéndose el postre, empezó a sonar esa canción cuando de repente aparecieron los novios con 2 trozos de tarta y un séquito de gente con cámaras de fotos y de vídeo y el cámara de la boda con su deslumbrante foco. La causa de esto es que el día anterior había sido el cumpleaños de mi prima y mío. Yo sé que sería con buena intención, pero vamos, pocas veces he pasado más vergüenza. He visto algunas fotos y salgo mirando para abajo con un intento de sonrisa fingida y roja como el culo de un mandril ¡genial!
Y para terminar: el baile, donde el pinchadiscos se permite la licencia de hacer una extraña mezcla entre pasodobles, rumbas, Maná y Paquito el chocolatero. Este momento es fácil de identificar porque es cuando la gente pierde por completo el sentido del ridículo.
Sin duda las bodas son de lo más entretenido, ¡quiero ir a otra!
3 comentarios:
Exijo nuevos posts de Amelia la poppie, Lady Darkness y Dark Soul!!!
Queremos esas fotos YA!
lo primero...¡FELICIDADES! (con retraso y la canción de Parchís de fondo). No sé por qué pensaba que tu cumpleaños era en Marzo -_-'
Me estoy acordando de la última boda a la que fui y xDDDD al ser en mi pueblo todo lo que habían eran del club de los garrulos, fue gracioso si...
Y los trajes típicos de las abuelas con hombreras y sus dibujos estampados de cortina o de manteles coloridos y con lentejuelas (sanguijuelas según mi abuela)que reservan solamente para las bodas y para los viajes del Imserso (bien vistos los tengo).
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